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San Agustín de Puñaca denuncia crisis sanitaria, pide al Estado frenar la minería ilegal y atención médica especializada

A 18 años (2000-2018) Ante el grito emblemático de “El agua es nuestra, carajo”, durante los meses de enero y abril del año 2000, la población urbana y rural de Cochabamba llevó adelante una serie de bloqueos, manifestaciones y protestas que paralizaron la ciudad y el departamento por varios días en distintos momentos pidiendo la anulación del contrato con Aguas del Tunari.

Las protestas de la Guerra del Agua se dirigieron contra la pretensión de una gigantesca corporación estadounidense (la Bechtel) que pretendía adueñarse del sistema de provisión de agua de la ciudad y contra la aprobación de una reciente ley de aguas que buscaba entregar el control del sistema rural de provisión de agua a la misma Bechtel; esto último implicaba la apropiación de pozos barriales, rurales, sistemas comunales de agua, etc. La empresa Bechtel y la International Waters Limited (IWL) crearon la empresa Aguas del Tunari y en septiembre de 1999 firmaron un acuerdo con el gobierno a puerta cerrada.

 

El contrato otorgaba a Bechtel y a sus coinversores el control de la compañía de agua de la ciudad por un período de 40 años y les garantizaba una utilidad promedio de 16 por ciento por cada uno de esos años, que serían financiados mediante el cobro de servicios a las familias de Cochabamba (Shultz 2008a: 24).

 

Además que la compañía había ganado la concesión sin invertir nada, el incremento de las tarifas de agua fue de 43% para las familias de ingresos pobres y de 51% promedio para el resto de los usuarios (Shultz 2008a: 25).

 

En tal situación, ante el grito emblemático de “El agua es nuestra, carajo”, durante los meses de enero y abril del año 2000, la población urbana y rural de Cochabamba llevó adelante una serie de bloqueos, manifestaciones y protestas que paralizaron la ciudad y el departamento por varios días en distintos momentos pidiendo la anulación del contrato con Aguas del Tunari. El Presidente de aquel momento era Hugo Bánzer, el exdictador que había gobernado entre 1971 y 1978, y que tenía a cuestas crímenes y torturas. El 10 de abril, el gobierno boliviano, con un saldo de más de 175 heridos y un muerto (Víctor Hugo Daza), anunció que el contrato con Aguas del Tunari quedaba rescindido, triunfo del pueblo movilizado.

 

Fuente: Libro, Pacto de Unidad y el proceso de Construcción de una Propuesta de Constitución Política del Estado (Sistematización de la experiencia) - 2010

Foto: http://www.comunicacion.gob.bo

Jr.

Visto 9637 veces Modificado por última vez en Lunes, 09 Abril 2018 17:16
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