Se trató de una jornada llena de risas, juegos y sobre todo aprendizaje con 30 estudiantes de 6º de primaria y sus maestros.
¿Cómo es el agua donde vivimos?
El taller empezó abordando el concepto de cuenca y reconociendo la importancia del agua. Una de las dinámicas, consistió en el reconocimiento de los impactos ambientales más importantes en la cuenca donde viven los niños de la U.E., en este caso, la subcuenca del río Poopó. En ese momento, los estudiantes indicaron por unanimidad, que los dos problemas más grandes son la basura y los desechos mineros que llegan directamente al río y a sus orillas.
El agua clara no siempre es agua segura
A partir de juegos y actividades, se les preguntó a los estudiantes si alguien de su familia o ellos mismos habían sufrido alguna vez de enfermedades gastrointestinales relacionadas al agua (ej: diarrea) y la mayoría afirmó que sí. Este es un testimonio que comprueba los altos números de casos de enfermedades diarreicas agudas reportados en los informes de los médicos SAFCI (885 casos reportados en el municipio en lo que va de la presente gestión).
Con esa introducción, se explicó a todos, cómo esto podría estar relacionado al agua. Los estudiantes aprendieron qué características tiene que tener el agua para ser considerada segura y que no nos ocasione ninguna de estas enfermedades. Descubrieron que incluso si el agua se ve cristalina o clara, puede contener organismos microscópicos que pueden enfermarnos.
¿Qué es lo que se tiene que hacer para tener agua segura?
Los niños aprendieron cuáles son las fases necesarias para completar el tratamiento del agua y asegurar que esta tenga todas las condiciones para ser bebida o utilizada en las actividades cotidianas.
Tratamientos de agua: ¿El agua y la electricidad pueden convivir?
Los niños pudieron participar en una demostración a escala del proceso de electrocoagulación, que es una manera alternativa de tratar el agua para eliminar los contaminantes concentrados en forma de flóculos que se forma a partir del paso de electricidad en el agua. De esta forma, los niños pudieron entender que el agua y la electricidad sí pueden convivir, siempre y cuando sea en condiciones controladas. Y aún más importante, los estudiantes pudieron aprender otras formas de mejorar la calidad del agua que consumen.