Los ríos son especialmente susceptibles a reflejar los efectos de las actividades a su alrededor. El estado de un río, dice mucho del comportamiento de los que viven cerca y es aún mas evidente si se ve la calidad del agua. CENDA tiene experiencia practicando el monitoreo comunitario del agua desde el 2015 en lugares como Poopó, donde el río esta afectado principalmente por la actividad minera y a simple vista muestra un color naranja cuando recibe cargas importantes de contaminantes de efluentes mineros. Por tal motivo, se ha ido trabajando en investigaciones para aplicar principios de restauración ecológica para mejorar las condiciones de este ecosistema.
Aguas residuales de la mineria en el rio Poopó, municipio Poopó, Oruro,2018.
Asimismo, la institución, ha practicado el monitoreo en ríos cercanos a poblaciones más densas, como el río Rocha en Cochabamba. Según datos del monitoreo y estudios gubernamentales y académicos, se muestra predominancia de la contaminación de tipo orgánico, es decir aguas negras, desechos de alimentos, desechos agrícolas, etc.
Se tienen numerosos informes con recomendaciones y acciones que deben aplicarse para la recuperación; sin embargo, no se había visto una acción tan efectiva como la cuarentena. A casi dos semanas del comienzo de las medidas de aislamiento, noticias de medios locales y en redes sociales han difundido imágenes de un río Rocha con aguas claras y libre de basura, generando muchas expresiones de alegría en la población.
GIAC-JICA, GAM-Sacaba y CENDA realizan el monitoreo de la calidad de agua en el río Maylanco, 2020.
Ríos, cuarentena y restauración ecológica: ¿Cómo se relacionan?
La restauración ecológica es una actividad deliberada que inicia o acelera la recuperación de un ecosistema con respecto a su salud, integridad y sostenibilidad. Si bien, no era el objetivo, la disposición de aislamiento ha tenido impactos indirectos que podrían ayudar al río Rocha a acercarse a una trayectoria de recuperación, mientras duren.
Se está cumpliendo con una de las condiciones principales para un ecosistema restaurado; que se hayan eliminado o reducido, tanto como sea posible, las amenazas potenciales a la salud e integridad del ecosistema. Para este caso, está claro que las mayores amenazas venían de la actividad humana; el cese momentáneo de las mismas, permite que el ecosistema recupere ciertas funciones y tenga mejoras visibles.
La población cochabambina debe tener en cuenta que no significa que el río Rocha ya esté recuperado, porque aún existe contaminación que no es perceptible a simple vista. No obstante, se ha comprobado que, para notar cambios reales en nuestros ecosistemas, es necesario tener cambios profundos en nuestra forma de vida.
Redacción: Fabiola Vargas Elío, Área Gestión Colectiva del Agua-CENDA.